miércoles, 18 de marzo de 2015

Juan y su hermano


Juan y su hermano Antonio

Os voy a contar un cuento sobre un niño llamado Juan y su hermano llamado Antonio. Nacieron a la vez, era unos gemelos tan iguales que nadie los podía distinguir.
Siempre estaban juntos, eran felices y sus padre también. Un día, sus padre, se dieron cuenta de que Antonio, muchas veces, no les hacia caso, no es que desobedeciera, es que los ignoraba.
Los padres de Antonio se preocuparon y le llevaron al médico. Los médico les dijo a los padres que Antonio nació sordo y minusválido. Y le llevaron a un centro especial, donde había personas con ese tipo de problemas. Antonio se quedó mucho tiempo allí. Aunque llegaran las vacaciones Antonio debía seguir allí, su hermano iba muchas veces a pasar el rato con él. Antonio se quedaba solo en el centro durante la semana, Juan tenía que ir a su colegio, y sus padres tenían que ir a trabajar. Antonio lo pasaba muy mal, porque veía a familiares que visitaban a otras personas del centro, y a él no le visitaban mucho.
También se aburría porque en el centro no había nada divertido sólo había una ventana donde podías ver lo que pasaba, por ejemplo: si llovía o no, si nacían pájaros... Antonio no tenía a nadie con quien jugar, ni charlar... Aunque algunas veces las enfermeras jugaban con el a las cartas.
Una semana después transladaron a un niño que parecía tener la misma edad que Antonio y el se alegro, porque tenía a alguien con quien charla. El niño se llamaba Miguel y tenía 10 años y no tenía padres porque murieron en un accidente. Él también era minusválido como Antonio. A Miguel le cuidaba su abuelo. Él era de un pueblo al norte de Córdoba. Poco tiempo después Antonio y Miguel se hicieron amigos.
Antonio le contó a su hermano Juan que había encontrado un amigo en el centro. Cada día que pasaba Miguel y Antonio se iban haciendo más amigos. Jugaban al parchís o al ajedrez… Pero un día a Miguel le dieron el alta y Antonio se puso muy triste, porque su único amigo se marchó.
Poco tiempo después a Antonio también le dieron el alta. El tenía muchas ganas de ir al colegio, a aprender y hacer nuevos amigos. Le pusieron una sillita de ruedas, lo malo es que no podía hacer educación física y otras cosas. También los niños jugaban de vez en cuando con él en el recreo, pero la mayoría de veces los niños jugaban al fútbol o al baloncesto mientras que Antonio se quedaba solo. Él se ponía muy triste, porque al ir en sillita de ruedas nadie quería estar con él.
Un día llegó una niña nueva. Como ella no tenía amigos y veía que Antonio se quedaba solo en el recreo, decidió jugar con él. Ella se llamaba Sonia y tenían la misma edad. A Sonia no le importaba que estuviera en sillita de ruedas, al revés, le enseñó a Antonio que podía ser muy divertida. A ella le encantaba conducir la sillita y jugar a las carreras imaginando que Antonio era un piloto de formula uno, él se lo pasaba muy bien con Sonia. Se hicieron grandes amigos, aunque nunca olvidó a Miguel.



Fin

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